Mucho se ha mencionado de los beneficios a nivel físico
y emocional de la práctica de la danza del vientre pero pocos se han
desarrollado.
Tras muchos años de experiencia como bailarina y
docente sin dejar de formarme, me gustaría intentar profundizar en esas
aportaciones y compartirlo con todas vosotras.
Estreno, pues, con éste una serie de pequeños
artículos sobre esta materia esperando os sean provechosos.
Empezare a escribir sobre lo más visible, lo más
palpable, lo más básico: el cuerpo.
Fotografía
Anónima. Bailarina Egipcia, 1870. Colección Nabil Jumbert, Boulogne.
¿Por qué muchos médicos, osteópatas, ginecólogas y
fisioterapeutas recomiendan bailar danza oriental, aunque ellos no hayan hecho
ni una sola clase de prueba?
Seguramente
porque intuyen que la danza oriental fortalece la musculatura interna.
¿Qué musculatura interna flexibilizamos y
fortalecemos?
Según la
experiencia, la práctica, la calidad y el tipo de movimientos en danza
oriental podrás fortalecer la musculatura
interna de la columna. Como el
epi-espinoso o spinalis, el inter-transverso, inter-espinoso, transverso
espinoso, el transverso, el sacro lumbar, el dorsal largo, cuadrado lumbar, etc. Enumerando esta musculatura, más de una persona puede decir que
también se fortalece y se flexibiliza en otras técnicas de trabajo corporal. Pero voy a puntualizar que la danza del vientre se caracteriza por su disociación muscular
para poder realizar movimientos por separado y en conjunto cuando se desee.
Por
poner un ejemplo: para realizar una caída de cadera solicitaremos
exclusivamente al cuadrado lumbar que entre en acción, y que el resto del
cuerpo se mantenga alineado, estático y dispuesto para que este músculo trabaje
a sus anchas.
Es
muy normal ver a una bailarina de danza oriental sin grandes desplazamientos,
estática, en un pequeño espacio movilizando gran cantidad de musculatura
interna.
A nivel abdominal
fortalecemos: el transverso, el oblicuo mayor y
menor, y el recto anterior. El hecho de movilizar la pelvis desde esta
musculatura provoca que se masajeen nuestros órganos y
vísceras abdominales y pélvicas. Según la calidad del movimiento de cada una,
la musculatura al trabajar en sinergia seguramente solicite la colaboración de
la musculatura del suelo pélvico. Es muy interesante poder utilizar el suelo pélvico en conjunto con los
abdominales, no solo para ofrecer un movimiento más limpio, preciso y
potente si no para no crear presión abdominal sobre él.
El hecho de movilizar la pelvis sobre los fémures
estáticos y dispuestos en paralelo, ayuda a sanear la articulación de la
cadera, al movilizar de manera suave la estructura ósea, la musculatura y los
ligamentos.
La danza oriental requiere que el peso de la cadera
sea liberado (metafóricamente hablando).
¿Cómo lo conseguimos teniendo en cuenta que el peso del tronco se sustenta en
ella? Al tener que movilizar la pelvis continuamente,
solicitamos los músculos anti gravitatorios, el suelo pélvico, los abdominales y
el impulso que nos ofrece la bóveda plantar. Por lo que podríamos hacer la
analogía que la danza oriental ayuda a
conectar con las raíces y crecer hacía lo alto, desde el centro,
como un árbol.
De todo lo expuesto, podemos concluir que además
de aprender de una manera lúdica, una nueva técnica corporal y una nueva
cultura, obtienes el fortalecimiento y la
flexibilización de la musculatura interna de la columna,
ayudas a crear líquido sinovial en
las articulaciones gracias a los movimientos pequeños y sinuosos, masajeas las vísceras y los órganos internos, fortaleces el suelo
pélvico y obtienes una
mayor conciencia de tu disposición corporal desde tu
centro.
¿Os
ha despertado las ganas de continuar profundizando y
practicando con perseverancia y consciencia?
¡¡ Espero que sí!!
Gracias
por leer este pequeño artículo, espero vuestros comentarios con mucho interés.